TOP 10 DISCOS 2023

Para no faltar a la tradición, y a petición expresa del amigo vilero-londinense Fernando, aquí van 10 discos por barba degustados en 2023 por la plantilla de Hot-Rockin, esperamos sean de vuestro agrado:

CIRITH UNGOL ‘Dark Parade’: Si realmente es una despedida no veo otra forma de hacerlo mejor, y encima este verano los tenemos de visita. Míticos.

GHOST ‘Phantomime’: Este año no hubo larga duración, pero nos desquitamos con este Ep de versiones a cual mejor. Portadón, por cierto.

IN FLAMES ‘Foregone’: Uno de los pepinazos del año, los suecos se hicieron acopio del mejor sonido de todas sus etapas y nos regalaron una obra para todos los oídos. Los poseedores de la edición en vinilo disfrutarán doblemente con ese derroche de portada.

KATATONIA ‘Sky Void Of Stars’: Otro aldabonazo de 2023 de otros suecos ya clásicos del panorama metálico. Sonidazo, madurez y melancolía en un trabajo impecable, y algún single de cara a la galería. Top.

KING GIZZARD AND THE LIZARD WIZARD ‘PetroDragonic Apocalypse’: Los australianos más variopintos de la escena Prog marcándose el disco definitivo del año. Thrash, Sludge y el humor de siempre se dan la mano en esta obra maestra del combo más inclasificable.

MARDUK ‘Memento Mori’: Otra bestialidad de otros suecos ya curtidos en mil batallas, nunca mejor dicho. Black Metal sin concesiones de unos profesionales del género. Otros que nos visitarán en breve y que no habría que perderse.

OVERKILL ‘Scorched’: Medio mundo haciéndose eco del lamentable nuevo trabajo de Metallica mientras siguen saliendo discazos como ‘Scorched’. Unos portan la fama y otros cardan la lana, y así hasta el final de los tiempos.

OBITUARY ‘Dying Of Everything’: Toda una sorpresa el nuevo trabajo de los de Tampa, Death Metal old-school con toques Thrash y un gran empaque tanto en sonido como en ejecución (la portada del desaparecido Mariusz Lewandowski no sé si era la mejor opción). Nunca es Tardy si la dicha es buena.

ONIRICOUS ‘Los Cultos Del Ghoul’: No podíamos dejar la lista sin representante nacional, en este caso los death-metaleros Oniricous, que se han marcado un discazo y además en castellano. Death Metal y Lovecraft se dan la mano, y desde Cuenca te parten el ano.

SOEN ‘Memorial’: Nueva entrega de estos suecos (Viva Suecia!), algo más prog y bluesy que el anterior pero con el mismo espíritu. Tuvimos el placer este año, y el bolazo fue sobresaliente (pese a quien pese 😄).

Bubbath

THE 69 EYES ‘Death Of Darkness’: Sin duda, el disco que más he escuchado este año, descubriéndolo de rebote (esos algoritmos del Spotify a veces aciertan). Metal gótico alegre con mucho Rock, puede parecer extraño, pero es lo que es. Discazo.

SOEN ‘Memorial’: El disco que cierra la trilogía perfecta junto con ‘Lotus’ e ‘Imperial’, poco que añadir, musicalmente, que es de lo que va esto, un sobresaliente.

IMMORTAL ‘War Against All’: Desde los tiempos de Abbath que no escuchaba un disco de Immortal. Sorprendente disco de Demonaz, muy a la altura del legado de los clásicos Immortal, aunque es cierto que hay mucho Heavy Metal en el disco, sigue sonando a Immortal.

KATATONIA ‘Sky Void Of Stars’: Otro de los discos que a uno a estas alturas le sorprenden para bien. Ahí siguen los incombustibles Katatonia, oscuros, melancólicos y con un sonido digno de ellos.

BLACKBRAID ‘Blackbraid II’: Black Metal con mucha melodía, desde luego otro de los discos que más he pinchado este año.

TRIBULATION ‘Hamartia’: La ensalada musical de los suecos abarca desde el Heavy Metal hasta el Death, todo con un aliño de oscuridad muy bien llevada. Un Ep que pienso que han sacado para resarcirse de la marcha de uno de sus principales compositores.

IN FLAMES ‘Foregone’: A estas alturas, es todo un mérito que me ponga un disco de In Flames, vuelta al redil y a lo que me gustaba de ellos. Seguimos…

GHOST ‘Phantomime’: Poco que decir de la banda de Tobias, Ep de versiones llevadas al terreno Ghost con mucho acierto.

UDO ‘Touchdown’: Gran disco de Accept.

ALICE COOPER ‘Road’: Siguen gustándome mucho sus nuevos lanzamientos, sobre todo cuando me apetece rockear. Está claro que épocas pasadas fueron mejores, pero desde luego da gusto escuchar novedades así, esta vez con su banda de directo.

Laguless

HITTEN ‘While Passion Lasts’: El 1987 de los murcianos (+italiano), más Hard, con mucha clase.

THE NIGHT ETERNAL ‘Fatale’: 40 minutos de memorable Heavy Metal.

SORCERER ‘Reign Of The Reaper’: Heavy Doom sueco de corte épico, Candlemass meets Black Sabbath.

CIRITH UNGOL ‘Dark Parade’: Magnífico colofón a la carrera de unos mastodontes del Heavy Metal.

TODOMAL ‘Greater Good’: Si ya dejaron KO a más de uno con Ultracrepidarian, al loro con este discazo.

WITCHTOWER ‘Voyeur’: Unos Witchtower más complejos y oscuros aún sin perder ese aroma de heavy metal clásico.

EXCARNATED ENTITY ‘Mass Grave Horizon’: Death Metal pesado y oscuro, magnífico álbum debut. Pocos discos de Death Metal habrá mejores este 2023.

SEPULCRUM ‘Lamentation Of Immolated Souls’: Chile se está convirtiendo en una cuna inagotable de metal extremo, Sepulcrum es un gran ejemplo con este debut de auténtico Death Metal.

SANCTUARIUM ‘Into The Mephitic Abyss’: Doom / Death cavernoso de la mano de Black Seed, ásperos y pesados como pocos.

ASTRIFEROUS ‘Pulsations From The Black Orb’: Desde Costa Rica ni más ni menos. Death Metal con clase y sabiduría. Good stuff!

Mantas

JOEY VALENCE AND BRAE ‘Punk Tactics’: ¿Los nuevos Beastie Boys? Son palabras muy mayores, pero estos dos sujetos de Pensilvania para mí han dado uno de los sorpresones del año.

CIVIC ‘Taken By Force’: “Punki” del de siempre y sin colorantes ni conservantes, no es nada original pero me suda la polla -toma comentario punki-, aunque canciones como “Taken By Force” tienen un toquecillo un poco The Damned, que es bien.

JESSY WARE ‘That´s Feels Good’: El enésimo “rememba”, ochentero en lo que va actualmente. Parafraseando el título del disco, ‘esta mierda siente bien’.

SOEN ‘Memorial’: Asignatura pendiente que la he pasado tanto en directo como en disco, alejándose de Tool y sonando más accesibles y oscurillos. Eso sí, estos grupos hay que verlos en sala, ganan mucho. Le doy un 7,5.

DEWOLFF ‘Love Death In Between’: Parecía ayer cuando vimos a estos chavalitos en un festival en Rivas donde apuntaban maneras. Ahora siguen a tope. En este disco coquetean con Purple y coquetean con los Black Crowes, se nota que giraron con ellos el año pasado y han tomado nota de ello.

THE HANGMEN ‘Stories To Tell’: Otro pepinazo de rock, buen año rockero este que dejamos, además se acercaron a Beniyork a dar un bolazo. Todo bien.

LANA DEL REY ‘Did You Know That There’s A Tunnel Under A Ocean Blvd’: Elizabeth Woolridge  sigue firme con el tono melancólico de su propuesta, y yo que me alegro. Espero que en el Primavera tenga su día y no la líe, ya que la mujer bajo su dulce voz es una pieza de cuidado.

DØDHEIMSGARD ‘Black Medium Current: Adentrándome en terrenos Avant Garde, otro estilo más para la saca por si no tengo suficiente. Totalmente hipnótico.

RIVERSIDE ‘ID.Entity’: Gran disco de los polacos, donde casi todo lo que tocan lo hacen bien, y este disco no es una excepción.

ENSLAVED ‘Heimdal’: Buen disco!

Saints In Hell

BLUR ‘The Ballad Of Darren’

PARAMORE ‘This Is Why’

GRIAN CHATTEN ‘Chaos For The Fly’

DEPECHE MODE ‘Memento Mori’

QUEENS OF THE STONE AGE ‘In Times New Roman…’

NOEL GALLAGHER’S HIGH FLYING BIRDS ‘Council Skies’

JANELLE MONAE ‘The Age Of Pleasure’

IN FLAMES ‘Foregone’

BLACK STAR RIDERS ‘Wrong Side Of Paradise’

CAROLINE POLACHEK ‘Desire, I Want To Turn Into You’

En nombre del Pás, no bailéis eso!

J.A. Puerta

Que siga la crazy, hasta el año que viene!

10 discos de 2022

Como cada año, no están todos los que son, pero sí son todos los que están: 10 discos de 2022 que rularon por aquí por uno u otro motivo, a la par que muchos otros de distintas épocas. Se quedan fuera muchos, algunos evidentes (Megadeth, Ozzy Osbourne, The Halo Effect…), pero esos ya no necesitan presentación. Hasta el año que viene, may the force be with you!🤘🏻

Bubbath:

AMORPHIS Halo
BLAZEMTH The Return Of Lucifer
BLIND GUARDIAN The God Machine
GHOST Impera
HEX Behold The Unlighted
INVISIBLE WAR Over The Fog
OSSERP Els Nous Cants De La Sibil-la
REDSHARK Digital Race
SPECTRUM MORTIS Bit Meseri – The Incantation
TOUNDRA Hex


Mantas:

GHOST Impera
SPECTRUM MORTIS Bit Meseri – The Incantation
PURE WRATH Hymn To The Woeful Hearts
TOUNDRA Hex
WHITE WARD False Light
WILDERUN Epigone
CULT OF LUNA The Long Road North
IMMOLATION Acts Of God
LOS MALES DEL MUNDO Descent Towards Death
ORTHODOXY Ater Ignis


J. A. Puerta:

GHOST Impera
THE HELLACOPTERS Eyes of oblivion
FONTAINES D.C. Skinty fia
CHARLIE XCX Crash
SUEDE Autofiction
MARILLION An hour before it’s dark
ARCADE FIRE WE
MØ Motordrome (The Dødsdrom Edition)
FOALS Life is yours
THE AFGHAN WHIGS How do you burn?

10 discos de 2021 seleccionados por…

Bubbath:

AFTERDARK – XX

Metal progresivo de alto octanaje desde Talavera de la Reina. Oscuridad y complejidad se dan la mano para conducirnos por un laberinto de emociones auditivas. Aviso: requiere más de una escucha. No apto para neófitos.

ANGELUS APATRIDA – Angelus Apatrida

Siguen sin inventar nada nuevo, pero a falta de Panteras y Sepulturas buenas son tortas.

AT THE GATES – The Nightmare Of Being

Padres de todo un género, estos suecos son siempre bienvenidos. Los puristas ya lo están odiando por innovador, y los eclécticos por repetitivos. C’est la vie.

GUSTAVO MARTIN – The Way Of Dreams

Lo tienes reseñado por estas páginas, así que poco más que añadir. Busca, compara… y si encuentras algo mejor, cómpralo.

HELLOWEEN – Helloween

Helloween siendo Helloween y haciendo Helloween, si alguien se esperaba otra cosa es que se ha equivocado de acera. También tienes la reseña por estas páginas.

HYPOCRISY – Worship

Al igual que sucede con At The Gates, siempre es un placer tener de vuelta a Peter y sus huestes. Sin novedad al frente, solo un puñado de himnos a añadir al repertorio de la banda, para qué más.

IRON MAIDEN – Senjutsu

Parece que Harris y Dickinson han aceptado finalmente su edad y empiezan a componer música acorde a la misma. Si consigues superar el tedio que supone afrontar una nueva obra de Iron Maiden de principio a fin repetidas veces tendrás tu recompensa. Posdata: un acierto partir el ladrillo en dos trozos.

MASTODON – Hushed And Grim

Mágico. Ni muy progresivo, ni muy cañero, ni muy poppy… sino todo lo contrario. Puro arte en escala de grises.

MOONSPELL – Hermitage

Los lusos siguen su crucero particular, al margen de modas y subestilos. Lo tienes comentado por estas páginas, pero mejor escúchalo de una vez, gandul@.

SOEN – Imperial

En dos palabras: im-presionante.


Laguless:

LORDS OF BLACK – Alchemy Of Souls Pt. II

Me gusta menos que otras entregas anteriores, seguramente ya me están pareciendo repetitivos, aun así es un gran disco.

RUNNING WILD – Blood On Blood

Me parece lo mejor que han sacado desde Masquerade, y eso que me lo he puesto muy pocas veces.

AMORPHIS – Live At Helsinki Ice Hall

Gran directo, que refleja el actual estado de forma del grupo.

AFTERDARK – XX

Muy trabajado, me ha gustado bastante, canciones largas y con infinidad de pasajes.

ALICE COOPER – Detroit Stories

Cuando me apetece rockear sin más, me lo pongo, y eso que al principio costó algo de entrar.

SMITH/KOTZEN – Smith/Kotzen

Grata sorpresa el disco debut, rock fresquito.

IRON MAIDEN – Senjutsu

Denso, muy denso, más que el anterior. Aun así me ha gustado, aunque no ha logrado engancharme.

SOEN – Imperial

El descubrimiento del año. Grandes riffs y muy buen gusto. Excelente producción.

MOONSPELL – Hermitage

Siguen evolucionando en su propio estilo, huyendo del tan difícil autoplagio.

HELLOWEEN – Helloween

Un disco muy esperado y que para nada me ha defraudado, disco que pone el broche de oro a la vuelta de Kai y Kiske.

Aquí es cuando quiero aclarar que no se trata de un Top 10 al uso. He puesto en el listado los discos que más han sonado en mi equipo este año (a excepción de Running Wild). Mañana seguramente podría variar el orden.


J. A. Puerta:

HELLOWEEN – Helloween

CHVRCHES – Screen Violence

WOLF ALICE – Blue Weekend

FEAR FACTORY – Aggression Continuum

THE DEAD DAISIES – Holy Ground

SMITH/KOTZEN – Smith/Kotzen

ARLO PARKS – Collapsed In Sunbeams

GARBAGE – No Gods No Masters

GRETA VAN FLEET – The Battle At Garden’s Gate

GOJIRA – Fortitude


Javibackyard:

SOEN – Imperial

TODOMAL – Ultracrepidarian

THE RUINS OF BEVERAST – The Thule Grimoires

WOLVES IN THE THRONE ROOM – Primordial Arcana

MORTIFERUM – Preserved In Torment

MOONSPELL – Hermitage

GOJIRA – Fortitude

CARCASS – Torn Arteries

FEAR FACTORY – Aggression Continuum

BALMOG – Eve


Saints In Hell:

THE WAR ON DRUGS – I Don’t Live Here Anymore                       

TURNSTILE – Glow On                 

MORGAN – The River And The Stone                                  

MOGWAY – As The Love Continues

ANGELUS APATRIDA – Angelus Apatrida                           

CHEZ KANE – Chez Kane

NICK CAVE & WARREN ELLIS – Carnage                              

CONVERGE – Blood Moon                                        

TRANSATLANTIC – The Absolute Universe: Forevermore

MASTODON – Hushed And Grim

Hasta el año que viene!

Helloween – Helloween (2021)

Parece que fue ayer, pero hace ya cinco largos años de la tan ansiada buena nueva que muchos headbangers de todo el globo querían escuchar, la vuelta a filas de Michael Kiske y Kai Hansen a su banda madre, a esa formación donde acuñaron su sello personal y de la que nunca debieron marchar (con permiso sobre todo de Gamma Ray, claro está).

La tan esperada vuelta pronto se transformó en gira, y los que pudimos presenciarla en alguno de sus shows salimos bastante más que satisfechos, eso fue épico y emotivo a partes iguales. No tardaron en comenzar las especulaciones acerca de si la reunión generaría o no material nuevo, y me alegro enormemente de equivocarme en ese sentido, puesto que servidor era de los que no las tenía todas consigo.

Y bien, un lustro después aquí tenemos el nuevo material de Helloween, denominado tal cual, Helloween (con permiso ahora de aquel formidable debut en formato Mini LP), como si de un nuevo bautismo se tratase, aparcadas ya toda clase de rencillas y rencores del pasado. La portada, una auténtica obra de arte (clásico) cortesía de Eliran Kantor (me encanta sobre todo su trabajo reciente con Testament), aúna elementos de todas las épocas de la banda a la vez que apunta con esa Flying V interestelar a nuevos horizontes todavía por explorar.

Las opiniones, que como todos sabemos además de gratuitas son como los culos, ya están apuntando en todo tipo de direcciones, como era de esperar por otra parte, desde la posición del fan más acérrimo al que le valdría una retahíla de eructos de Kai Hansen o un recopilatorio de chistes de Weikath en formato cassette, hasta el sibarita de turno que ya está quejándose de si la portada es demasiado seria para el combo, si Kai Hansen canta poco o si el disco dura mucho (encima vosotros, que nacisteis a lomos de Stratovarius). Que os la pique un pollo.

Haciendo un ejercicio de objetividad y realismo puro, es incuestionable que este trabajo no va a pasar a los anales de la Historia como el mejor trabajo de Helloween, y mucho menos del Metal en general, pero hay muchas cosas positivas en este disco y casi ninguna negativa, y eso tampoco se puede decir de muchos de los trabajos que se editan en la actualidad.

En primer lugar supone la vuelta a la primera línea del Heavy Metal de Lord Varys, perdón, de su majestad Michael Kiske, ese alumno aventajado de Geoff Tate y Bruce Dickinson que jamás debió dejar el trono de hierro. Zapatero a tus zapatos. De Carmen de Mairena poco o nada más que añadir, desde su marcha de la banda calabacera allá por 1989 no ha parado de editar trabajos con mayor o menor fortuna, pero ya iba siendo hora de volver a casa (y de quitarse esa maldita peluca).

Otra cosa que tengo muy presente es la sobreexposición y saturación propias del estilo. En los años 80, Helloween, partiendo del Heavy Metal más tradicional (Judas Priest, Iron Maiden) y del Thrash Metal más melódico (Metallica) crearon un sello propio a base de añadir a todo eso grandes dosis de optimismo y felicidad, algo que a la postre acabó empachando al más pintado. Pues bien, si hay que retomar en algún momento que sea con ellos, vive Dios. Sí, paso olímpicamente de Gloryhammers y Vhäldemars.

Dicho esto, la calidad técnica y compositiva de la banda es incuestionable, si ha salido lo que ha salido entiendo que obedece a que todavía están en fase de mero acercamiento, y que todavía tienen mucho techo por alcanzar. Con todo y con eso creo que les ha salido un disco de notable alto, algo que a estas alturas de carrera y con 16 discos de estudio a sus espaldas (sin contar directos y demás) ya es de agradecer y valorar.

El disco es largo y denso, sin singles de cara a la galería como en otras épocas de la banda, pero muy homogéneo, sólido y compacto, y sobre todo muy enérgico, con muchos detalles técnicos y giros inesperados, lo que permite abordarlo íntegramente de principio a fin sin descansos ni bostezos. En ese sentido todos los temas se me antojan de aprobado cuanto menos, sin ese incómodo relleno tan palpable en la mayoría de discos, con lo cual la media inevitablemente debe llegar (y llega) a notas altas, para mi gusto de notable, como ya digo.

A partir de ahí cada oyente tendrá sus preferencias, a mí personalmente a siete u ocho escuchas (qué menos para valorar inicialmente un disco) me ha parecido un trabajo más que digno, de auto-homenaje (si alguien tiene que plagiar que sea el inventor, ¿no?) y con las señas de identidad del grupo puestas sobre el tapete. En ese sentido, ya desde la apertura inicial con “Out For The Glory” dejan claro que Helloween vinieron al mundo para aportar frescura y felicidad al panorama metálico, rompiendo un arpegio tétrico más propio de Slayer (¿el sur del cielo?) que de ellos mismos con un arranque frenético a golpe de doble bombo (Dani Löble está pletórico en todo el trabajo, y sobre todo en buena forma), como queriendo decir Ok, eso está bien, pero nosotros hacemos esto

¿Más cosas? Pues sí, Deris está magistral en “Fear Of The Fallen”, con ese feeling Pink-Cream hardrockero tan característico suyo y esos interludios marca de la casa, y Kiske hace las veces (y las voces) en el medio tiempo coral “Best Time”. El macarra “Mass Pollution” parece una puesta al día del “Riding On The Wind” de sus maestros Judas Priest, mientras que “Angels” parece un homenaje a sus discípulos Angra, y sobre todo a su tristemente fallecido vocalista André Matos. “Indestructible” es para mi gusto de lo mejor del plástico, un tema quedón y con feeling a rabiar, alternando voces de los 3 tenores de manera idílica, y “Robot King” es tan cañero como dinámico, una sobrada-derroche a destacar. Del segundo vinilo, que es la edición que tengo entre manos y orejas, me quedo especialmente con “Down In The Dumps”, un trallazo brutal en onda “Better Than Raw” que tumba, y evidentemente con ese extenso “Skyfall” que sirvió de adelanto, que me recuerda horrores a como lo hizo “And Then There Was Silence” de Blind Guardian para A Night At The Opera en su momento, un auténtico despliegue de medios progresivo que sirvió de carta de presentación del disco y que acabó siendo santo y seña de éste, tal y como imagino quedará “Skyfall” para los restos. Los momentazos que posee y lo que supuso escuchar de nuevo a toda esa gente junta sólo lo saben los fans que nos desvirgamos con su música.

Y poco más que añadir, o quedará una reseña más larga que el propio disco, lo cual no es ni de lejos el propósito de la misma. Gran trabajo en líneas generales, con la producción habitual de Charlie Bauerfeind en los controles, y una presentación que se presta a la compra obligatoria, aunque luego acabemos tirando de plataformas por mera practicidad. ¿Lo mejor? La reunión de un puñado de músicos experimentados con un fin común. Lo superior quiero pensar que está por llegar.

Bubbath

Moonspell – Hermitage (2021)

La pandemia sigue haciendo mella en nuestros artistas favoritos, y aunque Fernando Ribeiro, frontman, voz y letrista de Moonspell, afirma que el concepto del disco lo tenía ya predefinido nada más terminar el proceso de composición de su anterior trabajo, 1755 (2017), no cabe duda que el acabado final de Hermitage, desde su producción y la temática hasta esa portada de aire post-apocalíptico, rezuman la desolación y el consiguiente existencialismo que despiertan unas circunstancias tan dramáticas como las que está padeciendo la sociedad actual.

Sin estridencias ni giros forzados de volante, Moonspell han aprovechado la coyuntura de esta era de tintes cinematográficos, así como la salida de su mítico baterista Mike Gaspar, para darle un nuevo enfoque a su música, partiendo de los mismos principios de siempre (Rock, Gothic, Metal) pero añadiendo una versatilidad y unas formas mucho menos mecanizadas, dejando que fluya el groove y aprovechando las aptitudes de su nuevo percusionista Hugo Ribeiro, a todas luces mucho más dinámico que su antecesor, y que permite unos mayores (y mejores) desarrollos instrumentales, dotando a los temas de un aire mucho más libre y espontáneo, sin los corsés preestablecidos de géneros de por sí, sean los que sean.

Tampoco nos confundamos, este punto y seguido no significa para nada una ruptura con el material anterior, las señas de identidad y el espíritu de la banda siguen ahí, pero es más apreciable ahora la progresión en la música del grupo, y en ese sentido el salto cualitativo es más que notable (madurez, que lo llaman algunos). Singles haberlos haylos, de hecho así han salido, óiganse el intimista ‘The Greater Good’, un contundente “Common Prayers”, el pseudo-blues ‘All Or Nothing’, con Ribeiro emulando a Dickinson por momentos, o el más reciente ‘The Hermit Saints’, que contiene todos y cada uno de los elementos indispensables en el sonido del grupo: coros, ampulosidad, guitarras (grande Ricardo Amorim), teclas (y fundamental Pedro Paixäo), voces limpias e incluso algunas más rasgadas, y es que hasta en eso ha innovado Fernando en este disco.

Con todo y con eso, y a pesar del concepto de single, se aprecia ya en esos cortes un mayor riesgo y atrevimiento que en adelantos de trabajos anteriores, evidenciable tanto en tempos como en cortes y acentos algo impropios en singles de cara a la galería. No obstante, es en cortes de nueva factura como el impresionante ‘Entitlement’, de estructura progresiva, únicamente rota por su preciosista estribillo y aderezado con unos arpegios descarnados, donde se palpa realmente hacia dónde se encamina el combo luso y lo lejos que se han puesto de nuevo el techo. ‘Solitarian’ es un pasaje instrumental donde el romanticismo del gótico y el blues se dan la mano, por extraño que parezca, y subidos a lomos del prog nos deleitan con un enjambre de matices y golpes de china, y con un destiempo final controlado bastante más propio de bandas como Conception o Dream Theater que de formaciones de Metal Gótico sin más.

El disco se cierra, entiendo que conscientemente, con la tripleta más arriesgada del repertorio: ‘Apophthegmata’ parece un guiño irónico a aquel ‘Wonderful Life’ de los 80 del cantante británico Black (en paz descanse), pasado por supuesto por el (nuevo) filtro Moonspell. ‘Without Rule’ es sin lugar a dudas el tema más extravagante y progresivo del trabajo, una especie de cópula entre King Crimson y Pink Floyd a la portuguesa, y que de haber servido de adelanto les habría costado prácticamente la carrera, y la outro ‘City Quitter’ es otro pasaje instrumental, en esta ocasión basada casi íntegramente en teclados y con un poso que quizá te recuerde a los Sabbath de ‘Changes’, pero sin final feliz.

Por lo demás, disco de duración ideal, de sonido impecable tanto en producción como en ejecución, con la calidad de los últimos trabajos de la banda y con el añadido adicional ya comentado, que no es otra cosa que un mayor riesgo en la composición, y que a la postre y con la desgustación debida genera mayor satisfacción en el oyente. En cualquiera de los casos otro gran trabajo de nuestros vecinos, y con este ya llevan unos cuantos. A ver si van copiando en continuidad y buen hacer algunos de por aquí.

Bubbath

Gustavo Martín – The Way Of Dreams (2021)

Gustavo Martín es un guitarrista, compositor y arreglista extremeño afincado en Madrid, donde desde bien joven comienza a estudiar guitarra eléctrica en la escuela del conocido Jerónimo Ramiro (Ñu, Santa, Saratoga, Santelmo), pasando una vez superados los conocimientos de su maestro a estudiar armonía, técnica y composición durante 5 años en la Escuela de Jazz de Madrid con el maestro Félix Santos, a la par que realiza estudios de solfeo y lectura musical.

A nivel bandas, ha militado (o lo sigue haciendo) en formaciones como los míticos Tribu, en la cover band Legacy junto a su hermano y buen amigo de esta casa Rubén Martín, ha formado parte de SINFONITY, primera orquesta sinfónica a nivel mundial exclusivamente de guitarras eléctricas interpretando música clásica, ha colaborado con gente de Asfalto como Jorge García Banegas (La Locura de Armando) o Julio Castejón (El Mono Loco), y en solitario ha editado Un Momento En El Tiempo (2006), además del trabajo que nos ocupa.

Aunque mi toma de contacto con el músico fue en primera instancia con sus bandas de Hard Rock (Tribu, Legacy) y posteriormente en su faceta live, donde pude constatar fehacientemente su dominio total de la guitarra eléctrica, emulando a los más grandes sin despeinarse y además con su impronta personal, tenía constancia de que su hacer con las seis (o doce) cuerdas no se quedaba ahí, y con The Way Of Dreams me ha quedado claro que además de guitarrista de Rock y de músico completo de directo es un grandísimo compositor y arreglista, y con un sentido de la armonía que lo desmarca más si cabe del perfil habitual de guitar-hero que todos conocemos.

The Way Of Dreams es un disco compuesto prácticamente en su totalidad por guitarras acústicas de 6 y doce cuerdas, y esto significa que las mismas guitarras acústicas, a través de múltiples capas y progresiones de acordes, se arropan entre sí creando un efecto ambiental que artistas como Chris Spheeris o Mike Oldfield consiguen con tropecientos instrumentos de distinto pelaje, y que en el caso de este trabajo huelgan por el excelente trabajo de composición y arreglos de guitarra, por un acompañamiento exquisito y por un sentido de la armonía que supera con creces la media de lo que pulula por ahí, como ya digo.

El trabajo lo componen 7 cortes con una línea continuista, esto es, para escuchar del tirón como si de una banda sonora se tratase, y si bien no puede decirse que haya singles de cara a la galería (esto es música en estado puro, sin florituras), quizá una buena carta de presentación podría ser “Earth”, un corte de una belleza descomunal y que te entrará sin vaselina (esas escalas te recordarán por momentos a la sintonía de Juego de Tronos, y tu vello se erizará en consonancia). Otra de mis favoritas a título personal es “Dawn’s Wind”, una pieza de hermosa factura lírica, o la que le sigue, “The Will Of Souls”, donde no puedo evitar acordarme del Crusader de Paul Quinn, y ahí es donde triunfa el artista: a pesar del formato acústico elegido en este caso, su bagaje musical es tan vasto y de tan amplio recorrido que, a través de sus notas, te llevará de viaje recordando a Clapton, Page, Blackmore, las twin guitars de Lizzy, el Satriani más ecléctico (“Eternal Love”), los grandes compositores de música clásica…  y todo ello con una simple guitarra acústica, donde no hay trampa ni distorsión (menuda digitación, señoras y señores). Tan fácil y meritorio como eso.

En cualquiera de los casos eso se queda en lo meramente anecdótico y referencial, ya que es obvio que cada interlocutor detectará unos u otros rasgos y detalles en función de su conocimiento y experiencia musical. Aquí lo verdaderamente importante es el sentimiento de paz interior y de reencuentro con uno mismo que rezuma el disco, como muy bien vaticina su propio autor. En ese sentido, el disco te transportará a diferentes momentos y estados anímicos de tu vida, te hará reflexionar y entrar en un estado de relajación total, te hará abstraerte de todo y te permitirá pensar con claridad, algo que se agradece en estos desgraciados tiempos que nos está tocando vivir.

Por todo ello, no puedo hacer otra cosa que recomendarte encarecidamente la adquisición de este trabajo autoproducido y autoeditado, ya que aunque también lo puedes degustar en plataformas como Spotify, considero que la MÚSICA debe tener el apoyo que se merece, sobre todo si es de semejante calidad. Sellos discográficos, ¿a qué esperáis?

Más info en: http://gustavomartinguitar.blogspot.com/

Bubbath

Bunbury – Curso de Levitación Intensivo (2020)

El desastre en cadena que está suponiendo este 2020 tras la pandemia a todos los niveles, ya no sólo sanitarios, sino políticos, económicos, sociales y culturales, parece que está sirviendo de fuente de inspiración a artistas como el que nos ocupa, que a falta de embarcarse en una gira mundial tras una nueva edición discográfica, como suele ser habitual en él, ha parido en el mismo curso un segundo trabajo en estudio, algo que quizá era hasta normal en los 70, pero que no lo es para nada en los tiempos en que vivimos, y mucho menos en formato long-play.

Pero así es, Curso de Levitación Intensivo ha visto la luz apenas siete meses después de Posible, con una línea parcialmente continuista, pero desmarcándose un tanto de los sonidos programáticos de aquella obra (maestra), y apostando más por la naturalidad y el concepto de banda, en esta ocasión rozando el jazz-fusion-prog-pop por momentos, aunque sin prescindir totalmente del plug-in que predominó en el anterior trabajo, en esta ocasión bastante más desapercibido.

Con la oscuridad más romántica de nuevo por bandera (esa portada a medio camino entre El Exorcista y cualquier film de Christopher Nolan así lo atestiguan), Levitación, como ya lo están abreviando tanto la prensa como el propio artista, vuelve a girar en torno tanto a la visión que el autor tiene del mundo como a la que este último tiene de él, un todojunto pasado por ese prisma de negacionista reaccionario amante del debate per se y detractor de los postulados de fe inamovibles, y que ya nos suena un tanto a los que seguimos sus pasos desde los tiempos de su banda madre.

De esta guisa, el siniestro ‘N.O.M.’ (Nuevo Orden Mudial) abre de manera ideal el plástico (la cara A del vinilo, en mi caso), quizá de los temas del disco mejor conectados con Posible, y que pega un repaso a todo un sistema establecido y a sus dirigentes políticos en unos escasos cinco minutos. ‘El Día De Mañana’ es un tema de transición de aire fatalista-costumbrista con la ironía en primer plano (y el saxo en segundo), mientras que ‘El Precio Que Hay Que Pagar’ se presenta como el primer single de cara a la galería, con la banda muy presente, haciendo Rock and Roll de género (esos bajos, timbales y de nuevo el saxo le dan un aire jazzy bastante cool) y conectando con los temas más radiables registrados en Posible.

El redundante ‘El Momento De Aprovechar El Momento’, mi favorito como lo fue aquel maravilloso capítulo de Posible llamado ‘Indeciso O No’, rezuma a la banda de Robert Smith en su vena más poppy que da gusto, de cadencia lenta y de tintes post-góticos new school, y sobre todo de puentes enervantes y estribillos memorables: Dentro de una pecera nos bebemos todo el mar, como en un pozo sin fondo sin saber nadar… Cuando llegues a esa parte, con un Bunbury entonando como nunca, si hay algo en ese corazoncito verás cómo se te eriza el vello y de repente empiezas a levitar en tu habitación, tal y como te adelanta la portada.

‘Malditos Charlatanes’ cierra sutil y elegantemente la primera cara del disco, con unos timbres musicales que recuerdan muy mucho a la madurez de su idolatrado Nick Cave, y con una letra que hace las veces de ‘N.O.M’, pero en esta ocasión dedicada a ese sector de la prensa con animadversión predefinida hacia el artista, a los que sacude de lo lindo con guante de seda.

‘Tsunami’ abre de manera potente la cara B, un tema de corte clásico y quizá hasta predecible en lo que a la trayectoria del propio artista se refiere, a la que sigue una más sorprendente ‘El Pálido Punto Azul’, una suerte de jazz-prog a golpe de saxo la mar de interesante que bien podría haber formado en la BSO de Interstellar (Nolan, claro que sí). En la carpeta se cita literalmente Basada en el libro de Carl Sagan ‘Un Punto Azul Pálido’, no vaya a ser que salga un segundo tomo del Método Bunbury (quien esté libre de influencias que tire la primera piedra, malditos charlatanes). A ‘Ezequiel Y Todo El Asunto del Big Bang’ la resume perfectamente su primera frase (Algunas cosas no hace falta entenderlas…), y ‘La Gran Estafa’ retoma ese nuevo estilo jazz-fusion popero que parece querer quedarse, que podría situarse entre lo más poético del trabajo letrísticamente hablando. El disco se cierra idílicamente con ‘Tenías Razón En Todo’, un tema aparentemente de redención tal y como lo fue ‘One’ para Bono y compañía, y que en este caso se sobreentiende que tiene más que ver con un tema de pareja que de terapia de grupo.

Desconozco qué repercusión tendrá en la carrera del artista Curso de Levitación Intensivo, si será recordado como el hermanito pequeño e inesperado de Posible, de rasgos más afeados que su antecesor pero seguramente algo más inteligente, o si ni tan siquiera se le tendrá en cuenta dentro de 20 años. Lo que tengo claro es que tanto si no te gustó el anterior trabajo de Bunbury o cualquier otro aquí tienes una nueva oportunidad, y ahí es donde considero que radica la grandeza del artista: su música sigue sin sujetarse a patrones concretos e inamovibles, sólo hay que dejarse llevar por la propuesta musical que te ofrezca en el momento, seguro que le sacas provecho a cualquiera de las paradas de ese crucero de oleaje tempestuoso llamado Bunbury.

Bubbath

Dark Tranquillity – Moment (2020)

No sé si el título del disco hace referencia al desconcertante momento de la Historia que nos ha tocado vivir, al momento actual que atraviesa la banda en general y Mikael Stanne como letrista en particular, o si realmente va todo un poco relacionado. La portada, cortesía del hasta la fecha guitarrista de la banda Niklas Sundin, que parece haber optado por seguir en la misma únicamente en lo que respecta a labores artísticas, refleja de manera ideal la individualidad en uno de esos momentos cruciales del ser humano en el que se replantea cosas, ya sea a nivel personal o incluso con carácter general, filosóficamente hablando.

Sea como fuere, la cuestión es que el nuevo trabajo de los suecos Dark Tranquillity ha llegado en el momento oportuno, parece que haberse tomado su tiempo desde Atoma (2016) y haber renovado ostensiblemente la plantilla, con Christopher Amott como special guest (ya sólo quedan Stanne al micro y el baterista y compositor Anders Jivarp de los inicios, con el teclista Martin Brändström siguiéndoles los talones), les ha hecho dar un salto cualitativo en su carrera musicalmente hablando. En ese sentido, lo que seguramente a gran parte de los die-hard fans de la banda les suponga un agravio en lo que a prostitución de su estilo más conservador se refiere, a muchos otros este paso adelante nos ha supuesto un motivo de alegría y satisfacción a pachas, ya que mientras las señas de identidad del grupo siguen intactas, la apuesta por una mayor dosis de melodía en las composiciones y la inclusión de voces limpias en mayor porcentaje que antaño deja entrever una madurez musical que ya se tornaba incluso necesaria para salir de la zona de confort, que es lo que a fin de cuentas necesita una banda para despuntar sobre las demás.

Moment está compuesto por 12 temas, y si bien puede decirse que algunos destacan notablemente, no hay atisbo de relleno durante todo el plástico, el cual se deja escuchar con sorpresa y agrado ya desde una primera toma, para poco a poco ir ganando en sucesivas escuchas hasta convertirse en uno de tus discos de cabecera en lo que a Metal se refiere en este miserable 2020, que a algunos artistas parece haberles sacado lo mejor de sí mismos, algo bueno tenía que hacer aflorar esta desolación que estamos padeciendo.

Si bien cortes como ‘Phantom Days’, que abre idóneamente el trabajo, ‘Identical To None’, ‘A Drawn Out Exit’, ‘Failstate’ o ‘Empires Lost To Time’ parecen proseguir una línea continuista con respecto a Atoma, aunque a mi modo de ver incluso de mayor nivel, el tarro de las esencias se destapa en cortes como ‘Transient’, ‘The Dark Unbroken’, ‘Remain In The Unknown’, ‘Standstill’ (que parece un reprise de aquel sorprendente ‘ThereIn’ de Projector) o los enervantes ‘Ego Deception’ y ‘Eyes Of The World’ (¿emulando a los mismísimos Editors?), que merecen una mención especial por sus memorables estribillos y sus grandes dosis de melodía y de melancolía nórdica, que sin duda es lo que mayor frescura aporta al trabajo, y que es lo que a la postre le otorga un plus de originalidad entre la innumerable marabunta de ediciones que a día de hoy puedes encontrar en el panorama metálico a base de caña sin más. Escucha si no el cierre con ‘In Truth Divided’, una pseudo-balada emo tan bella como decadente, y dime si no destaca entre tanta mediocridad actual.

Moment es sin duda un trabajo atrevido, uno de esos pasos que a veces cuesta echar, pero que una vez conseguido ya es imposible dar marcha atrás. Cadencias rítmicas propias del Prog, estribillos inolvidables, voces limpias cada vez más presentes (Mikael Stanne te pone el vello bien de punta por momentos), sin dejar de lado la guturalidad del pasado, y todo ello empastando de manera ideal con unas rítmicas aplastantes cortesía de la casa (Chris Amott, no olvidemos). Con permiso del aldabonazo que supuso en su día The Gallery (1995), que puedes ver reseñado por estas páginas, o la evolución de obras posteriores como Projector (1999) o Haven (2000), este Moment puede que sea el episodio más inspirado de los suecos en una buena pila de años, y nos pone los dientes muy largos de cara a lo que puedan ofrecernos en lo sucesivo. Ojalá que cumplan con todas nuestras expectativas.

Bubbath

Helloween – The Time Of The Oath (1996)

Pongámonos en situación: después del nefasto Chameleon (1993), Helloween, o mejor dicho, Weikath y Großkopf, deciden que Kiske no siga en la banda por el cariz que ésta estaba adquiriendo musicalmente, a causa del mismo Kiske. Su reemplazo fue Andi Deris, hasta entonces vocalista de Pink Cream 69, y con Deris ya como vocalista grabaron un genial Master Of The Rings (1994), editado justo un año después de Chamaleon.

Master Of The Rings fue un disco sorpresivo e inesperado, ya que nos devolvió la fe a los que por aquel entonces ya no apostábamos un duro -todavía contábamos en pesetas- por Helloween, recuerdo haber escuchado “Sole Survivor” en la radio, seguramente en La Emisión Pirata, y al día siguiente bajar a la tienda de discos y comprarlo. Pero este no es el disco que nos atañe.

Así que en 1996, ya con Andi Deris consolidado en las filas de Helloween, nos deleitan con otro genial disco de nombre The Time Of The Oath. La formación de ese disco fue el propio Deris a las voces, Weikath y Roland Grapow a las guitarras, Großkopf al bajo y Uli Kusch a la batería. Como productor tenemos al clásico productor de la banda Tommy Hansen.

La portada ya daba pistas de por dónde venían los tiros, ya que en ella se halla el ‘Keeper’ y dentro de su cara vemos los anillos de la portada del Master Of The Rings. O sea, tiraban hacia atrás buscando el sonido de los Keepers e incluso del Walls Of Jericho, pero sin dejar de lado su versión más actual y renovada del Master Of The Rings. Por cierto, la versión que yo tengo venía con un póster de la portada que estuvo bastantes años colgada en una pared de mi antigua habitación.

El disco, según palabras de Deris, es un disco conceptual basado en profecías de Nostradamus. Además, fue dedicado a la memoria de su exbatería (fallecido el año anterior) Ingo Swichtenberg.

Pasemos a los temas. Un silbidito da paso a “We Burn”, todo un cañonazo. ¿He nombrado antes el Walls Of Jericho? En esa onda de trallazos también tenemos a “Before The War”.

Con “Steel Tormentor” y “Kings Will Be Kings” bajamos un pelín la velocidad y apreciamos que Uli Kusch no está manco precisamente. Otra de ese estilo es “A Million To One”, que perfectamente podía haber estado en el anterior disco Master Of The Rings.

En el cd también nos encontramos con una cachonda “Anything My Mama Don’t Like”, de esas que a Helloween les gusta nombrar como ‘Happy Metal’, con un estribillo bastante empalagoso, la verdad, y es la que menos me gusta del disco.

Damos paso a las canciones épicas del disco, y que probablemente sean mis favoritas: “Mission Motherland” es un temazo de 9 minutos con un riff inicial de los que enamoran a primera escucha, es un tema complejo con bastantes cambios de ritmo durante todo el desarrollo, es un tema para escuchar muchas veces, ya que igual a la primera no entra. El tema que da título al disco The Time Of The Oath es más oscura, aquí notamos la escuela de Black Sabbath, los coros en latín aún le dan un toque más épico si cabe, también es un tema largo de casi 8 minutos, pero éste entra mejor que “Mission Motherland”.

Cómo no, este disco no está exento de baladas; “Forever And One (Neverland)”, con ese toque de teclas y con un Deris cantando de una manera sobresaliente, es una balada con mucho feeling, y en mi opinión la mejor balada de la era Deris, no en vano en la gira de reunión ‘Pumpkins United’ fue la balada elegida de Deris. “If I Knew” también es una gran balada, y también tiene mucho feeling, pero personalmente me gusta más “Forever And One (Neverland)”, cuestión de gustos.

Y para el final me dejo “Power”, a mi juicio es el “I Want Out” de la época Deris, una canción pegadiza, melódica y de estribillo fácil de corear, con unos coros que ponen patas arriba cualquier sala o pabellón. Durante mucho tiempo en sus directos estuvieron haciendo el juego de dividir al público en parte derecha e izquierda y Deris iba jugando pidiendo cantar a la parte derecha, luego la izquierda y luego todos juntos. Quedaba muy bien, la verdad.

Y poco más que contar, a mi juicio, tanto el anterior Master Of The Rings como este The Time Of The Oath supusieron una segunda juventud para los de la calabaza, captada perfectamente en el directo de la gira llamado High Live.

Laguless

El amo de los anillos…

Recuerdo exactamente el día que me hice con el cassette de Master Of The Rings (1994). Para ser sincero, tras descubrir a la banda de la calabaza a finales de los 80 con sus hits del momento, con aquel video-clip de “I Want Out” a la cabeza, una copia en cassette del azucarado y anodino Pink Bubbles Go Ape (1991) nos diría más bien poco (con el tiempo le extrajimos todo el jugo posible), tanto que Chamaleon (1993) nos pasó directamente de largo, y no fue hasta la reconciliación con la banda que lo retomamos curiosamente (ni bien ni mal, sino todo lo contrario).

El caso es que como bien dice mi colega Laguless, un par de adelantos de La Emisión Pirata (“Sole Survivor” y “Where The Rain Grows”) nos abrieron las orejas de par en par, y no tardamos mucho en bajar a la tienda de turno (discos Hendrix, para más señas) para hacernos con lo que a la postre se convertiría en una de las gemas del grupo, al menos para el que suscribe.

Porque aunque el disco pareciera un accidente, de título un tanto absurdo (¿El Señor de los Anillos versión Beta?) y de formación por testear, con un batiburrillo de temas de estructuras varias y sin excesivo apego al sonido clásico de la banda, la producción era sólida como el pene de Peter Steele (cortesía de Tommy Hansen), y a pesar del acentuado tono nasal del ex-vocalista de Pink Cream 69, nada que ver con el de su predecesor, a la tercera o cuarta escucha ya te habías vuelto a hacer amigo de Weikath y cía, y después de 26 largos años y unas cuantas escuchas más, podemos afirmar sin despeinarnos que Master Of The Rings es el trabajo que mejor ha envejecido de la banda, tanto que suena igual de fresco o más que cualquier entrega posterior al susodicho.

Podría estar piropeando el disco un rato largo, tanto por la ejecución de sus compositores (la entrada rítmica de “Sole Survivor” no tiene nada que envidiar a la de un “Where Eagles Dare” o un “Painkiller” de turno), como por el acierto en las propias composiciones, con trallazos de la talla de “Where The Rain Grows” o “Still We Go”, lo más parecido por entonces a su época clásica, medios tiempos míticos y electrizantes como “Why?”, “Mr. Ego (Take Me Down)”, “Perfect Gentleman” o “Secret Alibi”, caminando entre el Pop, el Prog, el AOR y el Heavy Metal más tradicional como Pedro por su casa, o ese temón de comienzo acústico llamado “In The Middle Of A Heartbeat”, probablemente su balada más fresca y vigente a día de hoy, un corte que puedes pinchar sin riesgo de empacho, algo que se puede decir de “Stairway To Heaven” y de dos o tres baladas más. De no ser por las simplemente correctas “The Game Is On” y “Take Me Home”, mera diversión en onda “Rise And Fall” para amenizar el disco, seguramente estaríamos hablando del mejor trabajo de Helloween, quedando de esta forma un capítulo de los comúnmente llamados de transición, pero un capítulo ineludible sin el cual jamás comprenderás debidamente la historia del grupo.

Bubbath

Bunbury – Posible (2020)

En el epicentro de una pandemia, como si de la banda sonora de un escenario postnuclear se tratase, el décimo álbum de estudio de Bunbury ha venido a encajar como un guante en su discografía y en la discoteca de muchos, como en el caso del que suscribe.

Posible es el décimo trabajo de Enrique, al margen de directos y demás proyectos, que son tantos o más que los de estudio, y diez son los temas que lo componen, como si se pretendiera alcanzar lo perfecto, y si no lo consigue quiero pensar que lo acaricia al menos.

El caso es que en la discografía del artista, y siempre desde un prisma estrictamente personal, claro está (de eso van las críticas con firma), si bien todo es aprovechable en líneas generales, salvo con el gran Pequeño (1999) habría recortado aquí y pegado allá en la mayoría de sus trabajos, algo que (por fin) no me ha sucedido con Posible, que como bien indica su nombre tampoco es tan difícil.

Lo cierto es que con un artista que ha bebido de influencias tan variopintas como el techno, el hard rock o el tango no siempre es fácil coincidir en todo, aunque tampoco se trata de eso: la música es algo etéreo y atemporal, a poco que el emisor esté acertado con las notas y el oyente esté predispuesto a escucharlas sin prejuicios, hay un terreno ganado más vasto que Siberia.

Y ahí es donde acierta Posible. A menos que seas un purista de género de condiciones sine qua non, esta colección de canciones te tocarán la fibra sí o sí, porque están diseñadas para ello y porque son piezas musicales minimalistas en las que se recogen los mismos nutrientes que mamaste de pequeño, al margen de si los ingredientes son o no manufacturados (por mucho plug-in que haya ese sonido de caja es totalmente realista). Si ahora la onda va más enfocada en Depeche Mode, Kraftwerk o New Order que en Led Zeppelin, Tom Waits o la cumbia bienvenida es, en cualquiera de los casos es una cuestión meramente anecdótica y formalista, aquí lo que prima es el guiso y no el recipiente, y ahí están (de nuevo) la métrica, las rimas, esas letras cada vez más autobiográficas y objetivas, y sobre todo un buen puñado de hermosas melodías, sea cual sea su envoltorio.

Sin relleno que valga, el disco se deja escuchar (auriculares, aviso) del tirón ya en una primera toma, y en sucesivas entregas te irá ganando hasta convertirse en uno de tus favoritos del artista, opinión personal, insisto. Y no, no voy a dar la chapa esta vez con una descripción gráfica de lo que suponen los temas en cuestión de uno en uno, desde el homenaje particular a Gahan y Gore con ‘Cualquiera en su sano juicio (se habría vuelto loco por ti)’ hasta la alacena actualizada que supone ‘Los términos de mi rendición’, un final idílico y emotivo como pocos, todo el contenido de Posible es más que apetecible, con momentos que a día de hoy ya parecían improbables (‘Indeciso o no’), y que ponen la piel de gallina como cuando eras un neófito en esto de la música y cualquier cosa te enervaba. Feeling en estado puro.

1. Cualquiera en su sano juicio (se habría vuelto loco por ti)
2. Hombre de mundo
3. Deseos de usar y tirar
4. Mis posibilidades (Interstellar)
5. Las palabras
6. Arte de vanguardia
7. Mariachi sin cabeza
8. Como un millón de dólares
9. Indeciso o no
10. Los términos de mi rendición

Las fotografías de Jose Girl (cómo no) y el diseño de Álvaro Pérez-Fajardo encajan perfectamente con la oscuridad intimista del plástico interior, si bien no se puede alegar en ningún momento que se trate de un trabajo pesimista, todo lo contrario, las sensaciones que despierta son mayormente de optimismo y melancolía, y en ese sentido es un disco que se deja pinchar una y otra vez, máxime en estados de reclusión total. Un disco que firmaría el propio Nick Cave, y del que seguramente estaría orgulloso el mismísimo David Bowie.

Bubbath